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Un Testigo Sin Palabras

Currículo
Respuesta para Estudiantes
69
TEXTO: Juan 1:15-30

Una de las responsabilidades más grandes del cristiano es ser un testigo sin palabras.

“¿VES A ESE CHICO NUEVO por allá?” Señaló Raúl al lado del edificio de la escuela. “Alguien me dijo que él es un cristiano. Voy a alejar mi distancia de él. ¡No soporto a los cristianos!”
“¿Por qué?” Preguntó Ernesto, “Él realmente es amable. Se mudó justamente a una cuadra de mí casa y le he hablado una vez. No sé lo que me quieres decir.”
“Espera un tiempo,” Raúl se rió. “Ya veras. Oye ¿te acuerdas de Berto?”
Ernesto pensó por un momento, “Sí, me parece que sí, pero eso hace mucho.”
“¡Bueno yo lo recuerdo muy bien!” Él era un cristiano y sólo lo que él hacia era predicar y juzgar. Yo no podía hacer nada correcto de acuerdo a él. Y no me gustaba estar con él para nada y ciertamente no quiero estar con ningún otro.”
Sonó la campana indicando que el recreo había finalizado. Ernesto regresó a clase con preguntas dando vueltas en su mente acerca de los cristianos y el chico nuevo, Bernardo. Ernesto sabía que habían hablado por un momento el otro día, pero Bernardo no le había “predicado” o lo había “juzgado”. Quizá él no era cristiano o quizá, oh estoy tan confundido ahora, pensó, no sé si quiero ser su amigo o no.
Por fin las clases habían terminado y ahora todos se iban a casa. A su asombro, Ernesto observó a Raúl y a Bernardo hablando frente de la escuela. Él fue a reunirse con ellos, pensando entre sí, por favor no prediques, Bernardo. Cuando los alcanzó, Raúl se volteó ligeramente y señaló con sus ojos como si dijera, “¡Cuidado!”
Hola, Ernesto, ¿cuáles son tus planes para esta tarde?” Bernardo preguntó. “Acabo de invitar a Raúl a mi casa para jugar baloncesto. ¿Puedes venir tú también?”

VERSO CLAVE: Yo quiero decirles a todos acerca de Jesús.
Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor. — Juan 1:23

“Bueno . . . seguro, supongo que sí,” dijo Ernesto. “¡Maravilloso! Mamá está cocinando hoy así que también estoy seguro que tendremos algo bueno de comer.”
Cuando llegaron a la casa de Bernardo, Raúl y Ernesto esperaron debajo del aro en el camino particular de carros mientras Bernardo entraba a la casa a buscar la pelota de baloncesto. Mientras estaban solos Ernesto le preguntó a Raúl por qué había venido a la casa de Bernardo cuando a él no le gustaban los cristianos. “Sólo quería demostrarte que tengo razón,” fue la respuesta de Raúl.
Luego Bernardo regresó. “Mamá horneó dos tipos de galletas y un pastel de chocolate,” dijo mientras lanzaba el primer tiro. “Podemos comer galletas con leche cuando nos cansemos.”
En la siguiente hora solo escuchaban el golpear del balón y los fragmentos de la conversación de los chicos en el camino particular de carros. Parando de vez en cuando para respirar, fueron descubriendo sus intereses mutuos de deportes y de carros. Raúl pensó que era grandioso que a Bernardo le gustara ir de excursión, porque Raúl y su papá habían ido el verano pasado y habían tenído momentos excelentes. Después de otra sesión frente al aro, todos estaban cansados y listos para un bocadillo. Bernardo dijo: “¡Vamos y comamos esas galletas!”
“Prefiero comer un pedazo del pastel de chocolate,” dijo Raúl mientras se arrodillaba a amarrar sus zapatos.
“Lo siento Raúl, pero Mamá dijo que no, no esta vez,” respondió Bernardo.
“¡Raúl dijo: vamos a tomar un pedazo de todos modos. Tu Mamá no se dará cuenta. Además, se ve muy rico como para perdérselo.”
“Yo sabré y no puedo hacerle eso a mí mamá,” Dijo Bernardo calladamente. “Soy un cristiano.”
“Alguien me dijo que lo eras, pero no nos has predicado, de manera que pensé que estaban equivocados. “Eres un chico bueno,” Raúl respondió.
Bernardo se rió. “¡Los cristianos no predican todo el tiempo! Nos aseguramos de vivir y de hacer lo correcto. No quiero hacer nada que haga que ustedes piensen mal de Jesús.”
Raúl dijo: “Tú no me has hecho pensar mal de nadie. En realidad, cuando te hablé de tomar el pastel, hablaste de no hacer sentir mal a tu mamá. No dijiste que yo estaba completamente equivocado. Me gusta tu forma de pensar. Quizá todos los cristianos están en lo correcto.”
Ernesto se rió entre sí y se sintió seguro de que todos serían amigos al fin de acabo.
Como señala nuestra historia, testificar es mucho más que sólo decir palabras. Es también acción. Cuando leemos acerca de Juan el Bautista, la mayoría de nosotros visualizamos a un hombre con ropa extraña, predicando a muchas personas en el campo. Él fue llamado por Dios para decirles a los demás acerca de Jesús. La Palabra de Dios debe de ser una parte viva en nuestras vidas y actitudes. Si eres cristiano, recuerda, que tus amigos juzgaran al Señor a través de la manera en que tú vives tu vida.

ACTIVIDAD DE LECCIÓN: Testigo de Jesús