Tomando la lata de refresco que su mamá le estaba dando, Rogelio dio una mirada por la cocina y dijo sonriendo: “¡Mamá, es muy agradable estar de vuelta en casa!”
Sentándose con él a la mesa, su madre le respondió: “También estoy contenta de que estés de vuelta en casa. ¡De verdad que te extrañamos! Desde que llegaste ayer he deseado saber más acerca de tu primer viaje a los Estados Unidos. Anoche nos contaste de varias cosas que tú y tu primo hicieron allá en Florida, pero deseo saber algunos detalles de lo que piensas de las personas que conociste.”
Rogelio tomo un gran sorbo de su refresco y se tomó un momento para responder. “La mayoría de las personas son muy agradables.
Pero . . . esto puede sonar extraño . . . hubo algunas ocasiones en las que desee no entender para nada lo que decían en inglés.”
“¿Qué quieres decir?” le preguntó su madre con cara de sorpresa. “Te haz esforzado bastante en los últimos cuatro años para aprender el inglés. ¿Tuviste algún problema hablando con los estadounidenses te entendieran o algo así?”
“No, no fue eso. Al contrario, estaban muy impresionados de lo bien que hablaba su idioma. Pero cuando Arturo y yo estabamos con algunos de sus amigos de la escuela, no me gusto la forma en que ellos usaban el nombre de Dios. De verdad que me sorprendió.”
“Bien, por favor, explícame a que te refieres.”
VERSO CLAVE: Recuerda, el nombre de Dios es especial!
No Tomarás el Nombre de Jehová tu Dios en vano. — Éxodo 20:7
Rogelio se paró para tomar un par de galletas y continuó: “Varios de sus amigos no eran cristianos. Siempre estaban diciendo: “Dios” o “Jesucristo” cuando se emocionaban o algo les disgustaba. Un muchacho llamado Juan de verdad tenía problemas al hacer eso. Realmente me sentía muy mal al escucharlos decir estas cosas.”
La madre de Rogelio sonrió: “Hijo, debes estar agradecido que te sentiste de esa manera. Eso demuestra que tienes el sentimiento correcto de lo que también incomoda a Dios. A Él no le gusta escuchar Su nombre usado en esa forma. Nosotros debemos sólo mencionar Su nombre en forma respetuosa.”
¿Te preguntas por qué los estadounidenses frecuentemente de esa manera? Es raro escuchar a las personas de aquí decir esas cosas.”
“La diferencia de los Estados Unidos, Rogelio, con nuestro país es que la mayoría de las personas son creadas que tengan respeto hacia el Nombre de Dios. Incluso las personas quienes no han nacido de nuevo como cristianos frecuentemente tienen cuidado de la manera que utilizan el nombre de Dios. Pero no siempre. ¿Recuerdas lo que solías decir algunas veces antes de entregarle tu corazón a Dios?”
Rogelio pensó por unos instantes y luego dijo, “¡Sí, Casi lo había olvidado! Cuando estaba tratando de convencer a alguien que yo haría algo, yo solía decir: ‘Por el Nombre de Dios, prometo pagarte este dinero la semana próxima’ o algo así.”
“Exactamente. Siempre que yo te escuchaba decir eso, me estremecía tal como te sucedió con los amigos de Arturo. Sabía que no tomabas muy en serio a Dios, y que estabas usando Su nombre en una forma irrespetuosa. Estoy muy contenta de que ya no haces eso.”
“Yo también, Mamá. Eso me hace pensar en Estela, mi amiga de la escuela quien al sorprenderse por algo exclama: “¡Oh, Dios mío!” Ella no toma en cuenta que al hacer esto Dios se pone triste. Y cuando alguien cerró de golpe la puerta sobre la mano del profesor la semana pasada en la escuela, es muy cierto que él ¡no hizo feliz a Dios en la forma en que usó Su nombre! Así que no es cierto que sólo las personas en los Estados Unidos tienen este problema.”
Cuando la madre de Rogelio se levantó para preparar la cena, ella dijo: “Eso es cierto. Pero es triste, ¿no es así? Si la gente solamente entendiera que ese nombre pertenece a Alguien quien desea ser su mejor amigo.”
“¡Mamá, ese si que es una gran idea!” dijo Rogelio, muy emocionado. “La próxima vez que Estela use en vano el Nombre de Dios, le voy a decir que ese es el nombre de mi mejor amigo y que realmente apreciaría si no lo usara de esa manera. Seguramente quedará sorprendida, pero luego le diré que ¡Él desea ser su mejor amigo también!”
Su mamá le sonrió y dijo: “Ese parece un buen plan, Rogelio. Unamos nuestras manos ahora y pidámosle a nuestro amigo, Jesús, que le ayude a ella a buscar el camino hacia Él. Luego ella podrá comenzar a hacer feliz a Dios ¡cada vez que use Su nombre!”
ACTIVIDAD DE LECCIÓN: Un Nombre Especial