“¿A LA PLAYA? ¡Oh, me encantaría ir! No he ido a la playa hace mucho tiempo.” El rostro de Patty se encendió con emoción anticipada. “¿Quiénes van a ir?”
Gertrudis miró a Andrés: “¿Sólo irán tú y Ana además de tu padre, o ira tu mamá también?”
Andrés pateó una piedrita que fue dando vueltas en el aire mientras respondió: “No, mi mamá ya tiene su sábado planeado. Pero dijo mi padre que estaba bien si cuatro o cinco más vienen. Él sólo dijo que nosotros los jóvenes tendremos que preparar nuestro almuerzo. Él promete invitarnos a comer cuando vayámos regreso a casa.”
“¿Les preguntamos a Sandra y a Diego Lopéz si quieren ir?” Patty miró cuestionablemente a sus amigos. “Ellos son esos nuevos jóvenes en la Escuela Dominical, y eso nos ayudará a conocernos mejor.”
Los tres amigos caminaron y rápidamente hablaban de los detalles de sus planes de salida, hablaban también de quienes más podrían ir y qué traería cada quién para el almuerzo.
Ellos se detuvieron en la casa de Patty, y saludaron a la mamá de Patty que estaba trabajando en el jardín. Ella devolvió los saludos con una sonrisa al trío alegre. “¿De quá están tan contentos? ¡Los oí venir desde hace una cuadra hacia acá!”
“Oh, Mamá . . . el papá de Andrés nos va a llevar a la playa el sábado. ¿No es eso grandioso de su parte? Estamos haciendo todos los planes para nuestro viaje.” Se le veía la alegría en sus ojos. “Gertrudis, te llamaré esta noche para darte la receta para las galletas. ¡Nos vemos!” Ella dijo adios con las manos y se entró a la casa con su mamá.
Un poco moleste, su mamá arrugó su frente y dijo: “¿Patty, no te estás olvidando de algo? ¿No es el sábado el primer día de trabajo que planeo tu clase de Escuela Dominical?”
“¡Oh, Mamá.” Dijo Patty desilusionadamente. “Me olvidé de eso completamente! Por supuesto que es, pero el viaje a la playa será más divertido . . . y yo realmente quiero ir! ¿Qué debo hacer?”
“Eso es algo que tú tendrás que decidir por ti misma.”
Patty suspiró. “Bueno, no es cómo si no hubiese otros días de trabajo, pero no sé cuándo tendré otra oportunidad para ir a la playa con mis amigos. De todos modos, Mamá, nosotros les vamos a pedir a unos jóvenes nuevos que vengan a la playa con nosotros. Dándoles oportunidad para que conozcan a otros jóvenes de la Escuela Dominical es una buena idea, ¿no crees?”
VERSO CLAVE: Me alegro de hacer lo que Dios me pide.
El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón. — Salmo 40:8
Aún así, Patty no estaba satisfecha. Arriba en su cuarto después de cenar ella luchó para decidir qué iba a hacer sobre esta situación. Ella consideró una razón sobre otra por qué ella debería ir a la playa, pero cada vez entraba a su mente la decisión que la clase ya había tomado. Los jóvenes habían sugerido cómo podían ayudar a algunos de los ancianos en la iglesia con la limpieza de sus casas y trabajos en le patio. La clase había estado hablando sobre los servicios cristianos y que importante era poner las necesidades de los demás antes de las necesidades nuestras. Que emocionados estuvieron cuando alguien sugirió los días de trabajo de clase, esto era algo que ellos podían hacer juntos. ¡No...ella no podía dejar de cumplir el primer día de trabajo! Tengo que llamarle a Gertrudis, ella pensó, y bajó las escaleras a llamar por el teléfono que estaba abajo.
“Hola, Gertrudis.” Sin hacer platica corta Patty fue directamente al asunto. “Sabes qué, esta tarde cuando hacíamos los planes para el viaje a la playa, se me olvidó algo.”
“¿Qué es?” Preguntó Gertrudis.
“El sábado es el primer día de trabajo de la clase de la Escuela Dominical. ¿Recuerdas que te dije que queríamos ayudar algunos ancianos que no se pueden mover tan fácilmente? Todos nosotros iremos a la casa del señor y la señora Juaréz en la mañana y luego iremos a la casa del señor y la señora Peréz en la tarde para ayudarles con el trabajo domestico y con su patio.”
“Oh, pero, Patty.” Dijo Gertrudis. “¡No debes perderte el viaje a la playa! Escúchame . . . yo tengo una buena idea. Por qué no mandas a tu hermano en tu lugar esta vez, ya que tú le ayudaste a repartir los diarios de su ruta. Y así podrás ir a la playa.”
“Yo pensé en esa idea también, pero cuando estábamos haciendo planes para los trabajos de la clase, nuestra maestra nos dijo que sería una buena lección de cumplir con nuestros compromisos. ¿Recuerdas cuando tuvimos la lección sobre ese tema? Ella nos advirtió que tres o cuatro días de trabajo se tomaría mucha planeación y trabajo. Además, también se tomará tiempo que tengamos para hacer otras cosas. Pero la clase entera se puso de acordó que lo haríamos. La Señorita Méndez dijo que ella ayudaría también.”
Después de una pausa corta, Patty continuó: “Mamá me dejó que yo hiciera la decisión de lo que yo haría y yo he estado pensado mucho sobre esto; pero, Gertrudis… no puedo ir a la playa esta vez. Pero de todos modos, te daré la receta de las galletas, ¿está bien?”
Gertrudis suspiró: “Bien. No te preocupes porque yo de veras lo entiendo, pero no será tan divertido si no vas.”
Más tarde, antes de irse a la cama, Patty abrió su Biblia a la lección del domingo, 2 Samuel 24. Mientras ella leía los últimos versos y luego buscaba el texto en Romanos 12, una pequeña sonrisa se asomó a sus labios. Su mente volvió a la decisión que ella había hecho esa tarde y se sintió muy bien. Así cómo el rey David en la lección, ella también le había dado algo a Dios que era un sacrificio de sí mismo. A veces es más fácil dar nuestro dinero que nuestro tiempo o no hacer las cosas que queremos hacer.
Patty estaría en lo más profundo de su corazón que ella iba a continuar haciendo el trabajo de la clase. ¡Ella estará ahí! Fue con un sentimiento de satisfacción y contentamiento que Patty se quedó dormida.
ACTIVIDAD DE LECCIÓN: Una Pintura Nueva