“SILVIA, aquí hay un artículo que podrías usar en tu clase de Estudios Sociales. ¿No dijiste que se tenía que tratar de la energía nuclear?”
Silvia levantó la vista de la sección que estaba ojeando y asintió con la cabeza. “Sí, ¿qué encontraste, Papá?”
“Bien, en la primera plana dice: ‘Clayburn Da Advertencia De Un Potencial Desastre Nuclear.’” No leí todo el artículo, pero aparentemente el físico Clayburn dice que algunas semanas antes de la explosión nuclear en la planta de Maryland la semana pasada, él había advertido a los oficiales encargados del posible peligro.”
Silvia se veía interesada. “Eso parece difícil de creer. Si ellos habían sido advertidos, seguro pudieron haber hecho algo para evitar que ocurriera esa explosión.”
Su papá asintió en acuerdo con ella. “Ciertamente deberías pensar así. De cualquier modo, aquí está el artículo. ¿Por qué no lo escudriñas para ver si te servirá?”
Silvia tomó la sección del periódico que su papá tenía doblada para indicar el artículo. Ella leyó:
“El notable físico, Dr. Daniel Clayburn, reveló en una conferencia de prensa el miércoles en Washington, D. C., que él había discutido con los oficia les de alto rango el posible peligro de una explosión en el Centro de la fuerza Nuclear de Maryland. La discusión reportada ocurrió algunas semanas previas a la violenta carga explosiva en el centro la semana pasada la cual dejó dieciocho muertos y cincuenta y cuatro heridos.
“El peligro posible fue traído a mi atención por un grupo de ingenieros que habían sido consultados con respecto a la expansión de la planta,” El Dr. Clayburn anunció a un grupo de reporteros reunidos en el cuarto de su hotel.”Ellos me informaron que dos representantes de su grupo habían hablado con dos altos oficiales con respecto a lo que vieron como un peligro. Ambos representantes fueron severamente reprendidos y sus hallazgos fueron ignorados.
VERSO CLAVE: Jesús, ayúdame a hacer lo mejor.
Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada una sea hallado fiel. — 1 Corintios 4:2
“Los ingenieros apelaron para que yo fuera ante los oficiales del proyecto, y una vez más intentaron presentar sus descubrimientos. Al examinar su reporte, concluí que era un grave peligro y estuve de acuerdo en hacer lo que podía.
“Sin embargo, mis esfuerzos fueron inútiles. No sólo rechazaron la presentación, sino que los oficiales hicieron el intento de desacreditarme. Ellos contactaron al Dr. Jorge Gortón, el oficial que precedía el consejo del presidente de Energía Nuclear, y demandaron que yo fuera removido de mi posición en el concilio. Una investigación aún está siendo llevada a cabo con respecto a sus acusaciones.”
Silvia quitó su vista del artículo. “Papá esto es absolutamente increíble, no puedo creer que hombres tan inteligentes ignoraron las advertencias de un experto. Pues, debido a su posición en el Concilio de Energía Nuclear, el Dr. Clayburn tenía el derecho de ir e informarles del peligro. ¡Realmente, él tenía la responsabilidad de hacerlo!”
Su padre asintió en acuerdo sobriamente. “Estoy de acuerdo contigo, Silvia. Posiblemente ellos rechazaron su advertencia porque creyeron que el error de ingeniería que él señaló era de algún modo culpa de ellos.”
Silvia alcanzó unas tijeras que ella había tomado de la gaveta del escritorio. “Bien, de seguro que voy a llevar este artículo a la clase de mañana. Me gustaría oír lo que el Sr. Hedeen dirá sobre esto. Siempre pasamos un poco de tiempo discutiendo los artículos llevados a la clase, y éste es increíble.”
El padre de Silvia miró a su hija pensativamente. “Sabes, estaba pensando mientras leías ese artículo cuanto se parece este incidente a una parábola que leí en la Biblia anoche. ¿Recuerdas la historia de los labradores malvados? Ellos rechazaron a los sirvientes del amo quienes vinieron a recibir los frutos de la viña. Cuando el dueño de la viña envió a su propio hijo, ¡ellos lo mataron!”
“Sí, recuerdo esa parábola,” Silvia dijo.
“Esa parábola Bíblica ilustra el hecho de que Dios envió a su propio hijo Jesucristo a este mundo. Jesús demostró un camino para que la gente encontrara la paz y el perdón de sus pecados. ¿Pero fue aceptado?”
“No,” Silvia respondió calladita. “También Él fue rechazado. Y aun lo mataron.” Ella pausó, luego continuó: “Supongo que nunca se publicó en primera plana de un periódico cuando Jesús fue rechazado. Este desastre nuclear es terrible, dieciocho personas muertas y cincuenta y cuatro heridas, pero los efectos del rechazo de Cristo fueron interminables.”
En la tranquilidad de la sala, el papá de Silvia asintió con la cabeza en acuerdo. “Tienes razón, Silvia. Tienes razón.”
ACTIVIDAD DE LECCIÓN: No Lo Rechaces