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Un Lugar de Perdón

Currículo
Respuesta para Estudiantes
170
TEXTO: Lucas 7:36-50

Un accidente trágico condujo a Ricardo finalmente a un lugar de perdón.

LO PRIMERO que Ricardo recordó fue que oía voces. Pero parecían estar lejos.
Luego habían luces. Pequeñas al principio, pero poco a poco se hacían más brillantes. Y su mamá . . . ahí estaba su mamá cerca de él. Ella parecía de algún modo preocupada. Y ¿por qué lucía tan preocupada?
¿Dónde estaba él? ¿Qué había pasado?
De repente él lo recordó todo. Él le sugirió a su hermano, Andres, para que sacaran la balsa al río, aunque sabía que su mamá y su papá nunca habrían dado permiso para que salieran en la balsa solos. El día había estado muy hermoso para despreciarlo, y los padres tenían que salir a algún lugar en la tarde, esa era la oportunidad perfecta. Él le había dicho a Andres que su padre había dicho que estaba bien, y al principio todo había estado bien.
Él recordó el miedo que sintió cuando sintió la fuerza de la corriente del río. Su papá siempre manejaba la balsa y parecía muy fácil. Pero en un momento la corriente fuerte del río los sacó al medio del río. Ricardo recordó que él luchaba para mantener la balsa estable. Luego un bote de motor pasó causando una ráfaga de espuma blanca y la balsa se volcó. Andres gritó . . .  
¡Andres! ¿Dónde estaba Andres?
Ricardo luchaba contra la turbación que parecía rodearlo. “Andres,” él pudo decir débilmente. “¿Dónde está Andres?”
Su madre se inclinó sobre él. “¡Ricardo! ¿Estás despierto? ¿Puedes oírme, Ricardo?”
“¡Andres!” Él pudo decir una vez más. “¿Dónde está Andres? ¿Está bien?”
Su madre dio una mirada débilmente sobre su hombro. Luego acarició el pelo hacía atrás de la frente de su hijo. “Silencio, Ricardo. No hables. Sólo descansa.”

VERSO CLAVE: Jesús me perdonó también.
Pero él, misericordioso, perdonaba la maldad. — Salmo 78:38

“¡Mamá, dime!” Su mente luchaba para decir las palabras que necesitaba decir. Tengo que saber de Andres. Su preocupación le trajo a la mente la figura de su hermano pelirrubio de ocho años. ¿Está bien Andres?
Pensamientos de preocupación pasaron por su mente. “¡Le mentí a Andres. Le dije que nuestros padres habían dicho que podíamos ir. Él tiene que estar bien!”
Pero Andres no estaba bien. Ellos lo habían encontrado a un kilómetro de donde la balsa se había volcado. Andres estaba desmayado y debilitado. Él estaba vivo. Pero sólo apenas. Y por una semana su vida estaba en peligro.
La condición de Ricardo no era buena, y por unos cuantos días los doctores habían pensado que era mejor no decirle lo de Andres. Cuando sus padres finalmente le dieron la noticia, volteó su cara hacia la pared. ¡Mi hermano! La angustia por lo que había hecho lo atormentó. Mi hermanito . . . y ¡es por mi culpa!
Ricardo no pudo comer ni dormir esa noche. Aunque cuando Andres se recupere, él nunca podrá perdonarme, Ricardo pensó. Ahora Andres había perdido el viaje al campamento con su clase de la Escuela Dominical y que él esperaba con mucha anticipación. Él ha perdido todo este tiempo de clase y él odia atrasarse en sus tareas de la escuela. Ni siquiera pudo celebrar su cumpleaños el viernes, él estaba tan enfermo que probablemente ni lo supo, ni le importó. ¿Quién sabe cuando él se levantará y . . . o si se levante? Oh, ¿por qué lo hice?
Mientras pasaban los días, la desesperación de Ricardo no cedió, aunque Andres finalmente comenzó a mejorar satisfactoriamente. Es mi culpa, soy culpable, él pensaba continuamente. El cargo de conciencia lo envolvía. Andres probablemente no querrá hablarme jamás. ¡Y me quería tanto!
Luego, un sábado en la mañana, la enfermera entró al cuarto de Ricardo con una sonrisa. “Ricardo, hay un jovencito en el pasillo que pide ver a su hermano mayor. ¿Qué te parece si te sientas en esta silla de ruedas y te llevo allá para una pequeña visita?”
El corazón de Ricardo estaba latiendo fuerte . . . pero fue. ¿Andres querría verme después de lo que le había hecho?
¡Sí, Andres quería! No había ningún enojo contra su hermano. Su visita fue corta, pero cuando Ricardo regresó a su cama, una sensación de alivio irresistible vino sobre él. Andres lo había perdonado! ¿Quería decir eso . . . podría significar posiblemente que Dios lo perdonaría también?
Las lágrimas que había detenido por todos estos días y noches comenzaron a caer. Y Ricardo hizo algo que no había podido hacer desde que ingresó al hospital, él oró y le pidió perdón a Dios. “No sólo por mentir y tomar la balsa y permitir que Andres se lastimara,” oró, “quiero que me perdones por todas las cosas malas que he hecho. Sé que debí haber sido salvo hace mucho tiempo. Pero si tú me perdonas ahora, prometo hacer lo mejor que pueda para vivir del modo que tú quieras por el resto de mi vida.”
Ricardo encontró el perdón ese día. ¡Que oleada de amor sintió en su corazón cuando la paz y el alivio vinieron sobre él! Me siento como una persona diferente, él pensó con asombro. ¡Ahora entiendo por qué todos siempre dicen que es bueno ser salvo! Dios me ha perdonado y todo va estar bien ahora.

ACTIVIDAD DE LECCIÓN: Perdón Para Todos